El protagonista de las películas del oeste es un héroe.  Un héroe que no quiere pelear pero se ve obligado a caminar hacia un lugar soleado donde le espera un asesino.  Tan despacio camina que el tiempo casi se detiene antes de que empiecen propiamente los disparos.  En el tiroteo convencional los malvados son torpes, sus balas levantan polvo y astillas pero atinan poco, quizá por eso en los años 70 se decidió aumentar su número y los héroes de ésta época caen acribillados por hordas de enemigos, numerosas y cobardes. De este modo cayeron héroes muy queridos como Frank Bishop (William Holden en “El grupo salvaje”) o Butch Cassidy y Sundance Kid (Redford y Newman en “Dos hombres y un destino”).

Esto era así, entre los años 40 y 60. El “Western” había sido el género cinematográfico por excelencia. Y con algún retraso la España de Franco empezaba la tarde de los sábados, el mejor momento de la semana, con alguna película «de vaqueros» protagonizada por John Wayne. Pero el género evolucionó siguiendo el pesimismo del cine americano y en el año 92, cuando se estrenó “Unforgiven”, estaba prácticamente muerto. 

¿Por qué hablo de ella?

La pregunta no es ¿Por qué hablo de ella? sino ¿Por qué no he hablado de ella antes? Más allá de porque se trata de una película favorita, porque de ella viene el propio título de éste blog: «Despiadado». 

Ahora tengo que interrumpir éste asunto que tanto me gusta para explicar que yo llamo «Despiadado» a ésta película de Clit Eastwood que se tituló en España «Sin perdón», y en otros países latinos «Los imperdonables». 

El título original «Unforgiven» resulta ambiguo y su traducción depende de sobre quien recae su condena moral, de a cual de sus personajes se le niega el perdón, la absolución ¿Es al asesino? ¿Es a la víctima?  La historia pone ante nuestros ojos muchos actos crueles, de violencia física y moral, pero no nos aclara quien es qué. El propio protagonista lo expresa muy bien en uno de los diálogos más redondos de la película:

– Cuando matas a un hombre le quitas todo lo que tiene y todo lo que habría llegado a tener.
– Bueno, supongo que éste
selo merecía.
         – Todos nos lo merecemos, chico.

‘Despiadado’ fué desde el principio el título de este blog.  Me pareció apropiado para una bitácora en que habría de criticar sin compasión el trabajo de otros cineastas. Y esto, sabiendo como sé que el cine es un arte arriesgado y hasta la película más torpe esconde un duro esfuerzo. Ridiculizar el trabajo de otros resultó divertido un tiempo, pero luego me cansé de perder el mío y

¿De qué va?

La historia empieza en un remoto pueblo de Nebraska que aún se rige por las leyes salvajes de la frontera. Trata de varias cosas pero lo que las desencadena todas es que un vaquero ataca a una prostituta y sus compañeras ofrecen públicamente una recompensa a quien le mate.  

¿Merece la pena?

«Unforgiven» es una película favorita que ví por primera vez durante un viaje por Francia -«Impitoyable» la llamaron los franceses- y cuyos diálogos me vienen a la mente cada vez que alguien me habla sobre las injusticias del destino. Suelo acordarme de ella cuando en la conversación casual alguien me pregunta por mejor película que he visto. Yo no soy un usamericano, no necestito hacer una lista ordenada de las «mejores películas de la historia cine».  No necesito comparar «Ciudadano Kane» con «Mujeres al borde de una ataque de nervios». Me conformo con encontrar una buena de vez en cuando. «Unforgiven» es una puta obra maestra y no tiene -maldita la necesidad- que compararse con «Singing in the rain», ni con «Oldboy».  Cumple con esa regla que se exige a las obra clásicas, como «Fuenteovejuna», como «Otelo», como «El padrino», que cuenten una historia antigua, eterna, consabida, pero lo hagan bien, de una forma definitiva, que la cuenten «de una vez por todas».

«Romeo y Julieta» es vista como la representación definitiva del Amor.  Y «Cyrano de Bergerac» del talento no reconocido. Dicen que la creación de un mito consiste en contar una historia de una vez por todas. Lo que Unforgiven cuenta «de una vez por todas» es la historia del pistolero del oeste.  Es la historia clásica, mil veces vista,  de «Shane», de «High Noon», de «The man who shot liberty Valance», de «Gunfight at the O.K. Corral» o el spaghetti «C’era una volta il west»… Los elementos son los mismos pero la interpretación de Unforgiven es completamente diferente.

En los años 60 no existían las películas del espacio ni las animaciones del Pixar.  El género cinematográfico por excelencia era el cine del Oeste, el «Western». Las tardes de los sábados en el único canal de la televisión española se dedicaban a presentar una película que, casi siempre, estaba ambientada en ese mundo salvaje lleno de indios y de vaqueros, de ríos y caravanas.  De un bueno, una chica y varios malos.  De agricultores y ganaderos, de cuadras y de «saloones».  Antes de la emisión, aparecía un experto en cine llamado Alfonso Sánchez cuya popularidad resultaría hoy incomprensible.

¿Lector, no sabes de qué estoy hablando? eres más joven que yo.  En este sentido

El cine del Oeste era ingenuo como el público al que iba dirigido.  Unforgiven cuenta

¿Te gustó? no lo guardes solo para tí.

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