Jane Eyre

¿Por qué hablo de ella? En circunstancias normales hubiera pasado de largo frente a esta adaptación académica de una novela clásica del romanticismo inglés. Los ingleses no fallan en este tipo de películas, interpretación y ambientación son siempre tan impecables como monótonas. Aún así, lo que me animó a verla fueron los elogios a la interpretación de Mia Wasikowska. Y los trabajos anteriores de el director Cary Fukunaga. Su primera película es notable (“Sin nombre”), y su sorprendente nombre, fácil de recordar.

¿De qué va? Es un clásico romántico y femenino. Recuerda en muchos aspectos al cuento de la Bella y la Bestia. Jane Eyre es una muchacha humilde cuya inteligencia y presencia de ánimo le hacen sobreponerse a los enfrentamientos con su imponente Amo, un hombre atormentado que acaba por mostrar una fina sensibilidad. Un monstruo en potencia al que domesticará con su amor.

¿Por qué merece la pena? Porque tiene la calidad y minuciosidad que se esperan de este tipo de cine, pero con un toque emocional intenso y cautivador. En esto es en lo que se diferencia del clásico cine del Imperio inglés. Mia Wasikowska hace, efectivamente, una interpretación sobresaliente. Dota a su personaje de todos los elementos que le dan vida: miedo, determinación, inteligencia, sensibilidad, educación, dignidad… una verdera heroína romántica. Igualmente importante es que exista química con su oponente romántico, el muy masculino Michael Fassbender. Lo que diferencia a esta película del pelotón del cine inglés es su belleza plástica y su emotividad. Fukunaga dirige la película con un pulso firme de director clásico. Pone una convicción y una fuerza que me convencieron totalmente. Por alguna razón, a la hora de repartir los grandes premios anuales las academias de cine no se han acordado del trabajo de Wasikowska. Seguramente porque “Jane Eyre” se ha estrenado pronto en la temporada y los profesionales se han olvidado ya de ella.

¿Te gustó? no lo guardes solo para tí.

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