cartel-Verliefd-op-ibiza

2013
Director: Johan Nijenhuis.
Guión de Maarten Lebens, Annelou Verboon y Tijs van Marle, según una ¿idea? de Dick Bouquet y Hilda van der Meulen.
Actores:  Willeke van Ammelrooy, Kim Feenstra, Jim Bakku, Rick Engelkes, Jasper y Marius Gottlieb, Kimberly Klaver, etc…

¿Por qué hablar de esto?  Hablar de esta película  en un blog de cinéfilo, como es Despiadado, me hace sentirme incómodo.  Es, no hay más que ver el cartel, una película comercial bastante previsible.  Hablo de esta película por razones sociológicas, que no cinematográficas.  Esta película es un claro producto de la mercadotecnia (el marketing, como ahora le llaman) que ha funcionado muy bien en ocasiones anteriores.  Piensen cualquier anuncio publicitario o en las clásicas películas de Amor y Lujo que gustaban a nuestras madres.  Verliefd ilustra el sueño de las clases medias de un país rico (Holanda) de pasar unas vacaciones en Ibiza y tener una aventura amorosa ¿este tipo de esquema les resulta familiar?  A mí también me gustaría pasar unos días en Ibiza: buscar las playas solitarias, fumar marihuana en alguna terraza con música chillout y recrearme contemplando las exhibiciones de la JetSet internacional.  Pero, la verdad, no me atrevo.  A lo que parece, el nivel que ha alcanzado como destino turístico la pone por encima de mis posibilidades.

¿De qué? El esquema narrativo tan familiar del que hablaba es el de la famosa serie de televisión de los años 70 The Love Boat (Vacaciones en el Mar, era su título español).  Hay un famoso futbolista del Real Madrid que se dispone a casarse con una modelo pero se enamora de una chica normal.  Hay dos macarrillas adolescentes que sueñan con enloquecer al público de las discotecas pinchando la música que les gusta.  Una mujer madura que se echa un ligue joven y otra que se reencuentra con un antiguo romance inconcluso.  Casi todos estos personajes ven alterados sus planes turísticos o sexuales con la llegada del Amor.
¿Merece la pena?  Verliefd op Ibiza no tiene el más mínimo interés cinematográfico.  Podría compararse a recorrer las páginas de un folleto turístico en que todas nuestras fantasías se ven realizadas en fotos de color chillón.  Ahí aparece desde la espectacular casa de diseño  hasta la pintoresca masía rural.    Los coches y los barcos de lujo.  Los quads, los restaurantes al aire libre y las fiestas nocturnas de la gente guapa.    La película es entretenida y las imágenes bonitas en el sentido clásico y postal del término.  Naturalmente, todas las historias tienen final feliz. No verán rastros del arte o la cultura española, ni siquiera algún personaje español que no sea un jardinero o camarero.  Un primo mío dice que cuanto más subdesarrollado es un país, más lujosos son sus establecimientos turísticos.  Dicho de otro modo, más violenta la desigualdad social. Ahora que España sufre una crisis económica, la contemplación de esta película para holandeses me resulta inquietante.  Según parece,  en Holanda o, para ser más preciso, en el mercado holandés, esta película ha logrado un gran éxito.


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