1962
Director: Dino Risi.
Guión: Dino Risi, Ettore Scola, Ruggero Maccari.
Actores: Vitorio Gassman, Jean-Louis Trintignant, Catherine Spaak, Luiciana Angiolillo.

¿Por qué? La prestigiosa colección Criterion ha rescatado esta película del cajón de los años 60. Eran buenos años para el cine italiano. Vittorio Gassman y Jean-Louis Trintignant cuando aún eran rostros frescos, jóvenes.

¿De qué? Como a Bruno Cortona le aburre el verano de Roma invita a un paseo a un estudiante con el que topa por casualidad. El paseo termina en escapada y la escapada termina en la Toscana. Lo que el espectador ve es la comparación de dos personalidades opuestas. Roberto es el estudiante introvertido, prudente, responsable, que observa entre la desconfianza y la envidia a Bruno, sociable, vitalista y mujeriego.

¿Merece la pena? La Dolce Vita, L’Avventura, o incluso Il Gatopardo o La Grande Belleza, el cine italiano tiene una cierta tradición de argumentos en que no ocurre nada concreto. Un viaje sin un objetivo claro que sirve de pretexto para retratar a unos personajes y los ambientes en que se mueven.
Ahora ¡qué maravillosa pintura hace Dino Risi de la Italia de los 60! Estamos ante ese tipo de películas en que la sencillez y la autenticidad se consiguen a base de mucho trabajo y preparación. Aunque los equipos de aquel tiempo eran pesados y nada se rodaba al azar, Risi casi nos convence de que no sabe a donde va. Gassman está pletórico en su papel. El mismo caradura simpático que siempre hace, pero siempre por primera vez. Inspira al mismo tiempo simpatía y desconfianza, desaprobación y lástima.
Usando el lenguaje de la película española Mensaka, el joven Roberto -el papel de Trintignant- se dispone a convertirse en una «patata frita», a hacer lo que se espera de él. Pero, en el momento de hacerlo, Bruno le obliga a mirar hacia lo que podría ser una vida diferente. En este sentido, el mensaje de la película es encantadoramente subversivo. Si entienden mínimamente el italiano no se pierdan el diálogo en que Bruno Cortona se cachondea del cine de Michelangelo Antonioni.

Mientras conduce su precioso -aunque maltratado- Lancia Aurelia, Bruno mete un disco de 45rpm en una ranura del salpicadero ¡Lleva instalado un «comediscos»! un detalle de la época que a ningún director de hoy se le hubiera ocurrido incluir. Las películas, buenas o malas, siempre quedan ahí, como un reflejo de su tiempo.
Como el buen vino, esta Il Sorpasso que no parece estar contando nada, mejorará con los años.

¿Te gustó? no lo guardes solo para tí.

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