2005
Guión y dirección: Kim Jee-woon.
Actores: Jeong-min Hwang, Yu-mi Jeong, Ku Jin.

¿Por qué? Voy consolidando la idea de que el cine coreano es actualmente el que más me gusta.  Para ellos la historia lo es todo.  Los medios técnicos y efectos especiales nunca le quitan protagonismo a ésta.  Su mundo es, casi siempre, muy duro y violento, en lo sicológico y en lo físico.

¿De qué? Sun-woo es el asesino de confianza de un jefe mafioso pero un día recibe un encargo envenenado.  Tiene que comprobar la fidelidad una joven amante que su jefe tiene.  Es seguro que habrá problemas.  Sin embargo, la historia atraviesa varias fases.  Empieza siendo una intriga con mujer fatal, pasa a ser una historia de venganza a lo Kill Bill.  Luego una comedia negra, una del oeste y, al final, una gran fiesta ultraviolenta como el interminable tiroteo de El precio del poder (Scarface) y aún le queda espacio para un epílogo poético.

¿Merece la pena? Es un cine en que prevalece la acción, es por tanto, un cine más del gusto de los tíos que de las mujeres pero es magnífico.  Como guionista, opta por un estilo algo esquemático y alejado de la realidad.  Diríase que los personajes más que personas son símbolos y que la historia no pretende ser real sino un homenaje a los géneros cinematográficos que recorre.  Bueno, perdonen este análisis algo teórico.  Lo cierto es que la narración es magnífica y la historia no aburre en ningún momento.  Sus giros sorprenden y las escenas de acción están magnificamente rodadas.  No es una de las mejores películas de su género (yo elegiría Oldboy, o The Chaser), pero como cine de acción es muy superior a las patochadas americanas de Jason Stathan o Steven Seagal.  Sí, vale los 10 euros de la entrada.


Críticas en Rottentomatoes.

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